INT. PISO-
DÍA
Está CHICO en el sofá con un botellín de
cerveza en la mano.
CHICO
(abre la cerveza y acaricia la
botella)
Ay, la cerveza. Qué rica. Ay, qué
rica
la cerveza. AY, QUÉ RICA. LA
CERVEZA.
De pronto aparece un GENIO
sentado al lado del
CHICO. Tiene aspecto normal.
El CHICO se
sorprende.
¿Y tú quién eres?
GENIO
El genio de la lámpara.
CHICO
De la lámpara.
GENIO
Bueno, antes era de la lámpara.
Ahora soy
genio de la botella. ¿Tú sabes lo
que cuesta
mantener una lámpara? Me
desahuciaron. Me
tuve que ir a vivir a una modesta
botella.
CHICO
Pues no pareces un genio, ¿eh?
GENIO
Claro. Estereotipos superficiales
racistas.
Como no llevo fajín, turbante y
chaleco ya
no puedo ser un genio. Lo que
importa en un
genio es que conceda deseos.
CHICO
¿Me vas a conceder deseos?
GENIO
¿Deseos? ¿Pero tú sabes cómo está
de
caro conceder deseos? ¿Tú sabes a
cuánto
está el kilo de deseos? Nos han
subido el
impuesto de magia y nos han subido
los
autónomos y así no…
CHICO
(interrumpiendo al GENIO)
Así que no me vas a conceder ningún
deseo.
GENIO
¿Pero es que los humanos no os
podéis
conformar con las pequeñas cosas de
la
vida? ¡Te ha salido un genio de una
botella
de cerveza! ¡Eso es algo que no
todo el
mundo puede decir!
CHICO
(enseñándole la botella
vacía
de cerveza)
Al menos me invitarás a la cerveza
que me
has quitado, ¿no?
GENIO
Por supuesto. ¿Tienes una moneda?
El CHICO le da una moneda. El GENIO la coge y
le incita con
la cabeza para que la mire. Finalmente,
cuando el CHICO está
concentrado mirando la moneda, el GENIO escupe
cerveza a
la cara del CHICO, que se queda en silencio
unos segundos
desconcertado.
CHICO
¿Pero cómo…
GENIO
Deseo con-ce-di-do.
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